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domingo, 1 de marzo de 2015

Bibliografía

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Influencia de la calle, las amistades y los medios de comunicación en el niño. (Irene Navarro)

La conducta del niño se va moldeando según sea su contacto con el resto de su entorno social, se genera a partir de lo que observa:
 Lo que sus padres o miembros de la familia  realicen día a día, será aprendido por el niño y a través del ejemplo, éste irá desarrollando una personalidad propia.                              Por ejemplo, una familia en la que fumar es una activad normal en el día a día, influirá negativamente en el desarrollo del niño.
 Otra de las instituciones que influyen en un infante es la escuela. Es ahí donde se van creando los primeros lazos interpersonales, ya que las amistades se van formando.
Los amigos  son una elección, es decir, cada persona puede elegir las personas con las que se relaciona. Éstas decisiones son muy importantes, “hay mucho en juego”, pues una amistad puede llegar a ser tan influyente, que puede determinar el rumbo de una vida. De ahí la importancia de enseñarles a los niños a formar un criterio propio desde la niñez, el cual cobrará mayor relevancia en la adolescencia.
Para un bebé, sus padres son todo. Los primeros amigos son sus hermanos y los juguetes, pero poco tiempo después los niños empiezan a compartir experiencias con personas ajenas a la familia, en el jardín de infancia o los parques de la calle. A esa edad jugar es una actividad fundamental en la socialización del niño y los amigos intervienen en el desarrollo integral de la persona, sobre todo emocionalmente y en el aprendizaje de habilidades sociales.
Con la edad, los amigos empiezan a adquirir importancia y cada vez más el niño sentirá necesidad de ellos: Para un adolescente, sus amigos son los que mejor le comprenden, con quien comparten inquietudes y objetivos y quienes les apoyan y ayudan. Para ellos es fundamental ser aceptados y queridos por su grupo.

Los compañeros de clase y Los amigos acompañan, enseñan a compartir, a resolver conflictos, a desarrollar la empatía, a ver la vida desde el punto de vista de los otros…           ; es decir, tienen una influencia positiva en el niño. Por lo que son una parte esencial del niño.
En el ambiente escolar También es muy importante porque se enseñan y aprenden entre ellos. De la misma manera, es posible que ayuden a desarrollar conductas como el esfuerzo o la motivación; cuando en una clase hay bastantes niños que son buenos estudiantes y destacan por ello, el resto de los niños, que quizás en otro ambiente no trabajarían, se esfuerzan por estar a la altura de los más admirados.




Sin embargo la influencia de los otros niños o amistades también puede ser negativa, cuando los líderes o las personas más influyentes del grupo no dan buen ejemplo o no se comportan bien

Otras veces, los niños son sometidos a presiones por parte de los compañeros, que intentan influir en su forma de actuar. La influencia de un niño sobre otro se produce con gran facilidad y puede ocurrir por muchas causas; por ejemplo: necesidad de sentirse aceptados como parte del grupo, para caer bien, para que no se burlen de ellos, para no meterse en problemas si van contracorriente e.t.c .
Esto provoca que vuelva a casa triste, llorando,  que su personalidad cambie volviéndose tímido o agresivo o que se desaten problemas de autoestima o de otro tipo en el niño.

Como ya comentamos al principio, el niño se desarrolla imitando lo que observa y mediante el proceso de socialización los niños aprenden o toman una serie de normas que la sociedad ha establecido; es a través de éste que la cultura y los valores se van inculcando a los niños desde pequeños.
Es por esto que las influencias que recibe de la calle  son muy importantes y situaciones como peleas, tráfico de drogas, alcohol, robos, maltrato, fumadores… pueden ser perjudiciales para su desarrollo.
Por ejemplo, si un niño se desarrolla en una sociedad en la que a las mujeres se les considera inferiores y existen muchos casos de maltrato, que no son vistos muy negativamente; Otro ejemplo serían las sociedades en las que existe un libre comercio y uso de armas y en las que se desarrollan peleas continuamente en la calle.
Estos pensamientos se inculcarán en él y es muy probable que termine desarrollando conductas muy parecidas a las que él observó en su infancia.

Otras instancias sociales que influyen sobre los niños son los medios de comunicación y las tecnologías:
El ordenador, el televisor, la consola, el móvil… son ejemplos de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC); se han convertido en algo habitual en el día a día de las personas, y los menores conviven con ellas desde que nacen, por lo que pronto se convierten en algo natural en sus vidas  y de fácil acceso e influyen en su desarrollo.


Positivamente aportan mayor acceso a la información, incentivan la comunicación, el desarrollo de la creatividad y el razonamiento,  amplían las formas de diversión, favorecen las relaciones sociales, el aprendizaje cooperativo, el desarrollo de nuevas habilidades, nuevas formas de construcción del conocimiento…
En el ámbito familiar las TIC utilizadas de una forma correcta también podrían  ayudar en la comunicación entre los miembros del hogar y no ser un motivo de disputa o aislamiento entre ellos.
Sin embargo, también existe una postura que ve las TICs como algo que influye negativamente en los niños. La cual defiende que su uso inadecuado puede causar problemas, como por ejemplo: adicción, aislamiento, contenidos inadecuados y/o violentos e.t.c.
Uno de los principales motivos de preocupación, tanto para los educadores como para la familia, es la posibilidad de que aparezcan comportamientos adictivos que pueden perjudicar su desarrollo personal y social.
Supervisar y asesorar sobre  las TIC es una experiencia que tiene alta importancia y a la que se enfrentan las familias y las escuelas: deben informar, darles a conocer información sobre ellas y dotarles de  pautas y criterios para poder hacer un uso responsable y correcto de ellas, que no afecte negativamente en su desarrollo.


sábado, 28 de febrero de 2015

Acoso escolar: Agresiones a los docentes

Aquí podemos encontrar dos vídeos los cuales se habla sobre el acoso hacia los profesores.
En el segundo vídeo hay una escena completa sobre una agresión física hacia un profesor, así como una serie de "bromas" dirigidas también hacia docentes. Se puede comprobar la indefensión ante la cual se encuentra el docente, que trata de no defenderse y no agredir al niño.



Conciencia social y responsabilidad de los educadores (Cecilia Páez-Pumar)

Primero, comenzaremos definiendo qué es la “conciencia social”, este término está referido al  conocimiento  que una persona tiene sobre el estado de los demás integrantes de su comunidad. El individuo con conciencia social es, justamente, conciente de cómo el entorno puede favorecer o perjudicar el desarrollo de las personas.
La conciencia social supone que el hombre  entiende las necesidades del prójimo y pretende cooperar a través de distintos mecanismos sociales. La acción social  para ayudar puede desarrollarse mediante la donación económica, las colaboraciones de alimentos o ropa, las actividades de voluntariado y otro tipo de asistencia.


En una investigación sobre la formación de la conciencia social, (Loredo 2008), indica que, desde el punto de vista de la filosofía materialista, se concibe la conciencia social como el reflejo del mundo objetivo, social y natural, en la psiquis humana.
Ese reflejo son las ideas, los conceptos, los significados que el ser humano da a lo que percibe con sus sentidos. La conciencia social de un grupo humano se manifiesta en las leyes, las normas morales, la ciencia, la religión, el arte, la filosofía y en la política. A esas expresiones se les llama formas de la conciencia social.
La conciencia social, así entendida, es el pensamiento que en un momento y un contexto específico, predomina en la sociedad. Sin embargo, esto no significa que en la sociedad todos los individuos tengan un pensamiento uniforme, es por eso que coexisten diversas ideologías, filosofías, expresiones artísticas, códigos morales, así como distintas posturas y prácticas políticas. Esta diversidad en las formas de la conciencia social está condicionada por la posición que los individuos ocupan en la organización social. No tienen la misma ideología y no le dan el mismo significado a la realidad que viven los individuos de las distintas clases sociales.
Con respecto a lo mencionado anteriormente, la educación, y particularmente el educador posee un papel fundamental en la formación de la conciencia social en sus alumnos, y a mi parecer, en todo su entorno, ya que un educador es un modelo social tanto en la escuela como fuera de ella.
Según Vela (sin fecha), la Responsabilidad Social se desarrolla cuando el profesor toma conciencia de sí mismo, de su entorno, y de su papel en el entorno. Presupone la superación de un enfoque egocéntrico. Además, esta conciencia del profesor trata de ser global e integral (incluye tanto a los alumnos como a la escuela).
Dicha responsabilidad Social del profesor exige, desde una visión holística, articular las diversas partes de la institución en un proyecto de promoción social de principios éticos y de desarrollo social equitativo y sostenible, para la producción y transmisión de saberes responsables y la formación de ciudadanos igualmente responsables.



Considero que se le coloca la connotación “responsabilidad” ya que se refiere a quien se encuentra obligado a responder por alguna cosa o alguna persona. También es el que cumple con sus obligaciones o que pone cuidado y atención en lo que hace o decide; es un valor que está en la conciencia de la persona, y al ser, el educador, un modelo para sus alumnos, para su escuela, para sus compañeros docentes y no docentes, en fin, para todo su entorno, el educador está en la responsabilidad de cumplir con fortalecer el valor en sí mismo, además de fortalecer la conciencia social  entre sus alumnos y en su entorno, valores culturales, sociales, de integración y reflexión; a mi parecer, el educador, desde su humilde puesto tiene acceso ilimitado a quien lo está escuchando, a quién lo observa como un guía, como un tutor, como un modelo a seguir, este puesto, considero que no se debe tomar a la ligera, es una posición de mucho compromiso, la cual se debe respetar ante todo, se debe tener en cuenta que el alumno, el entorno, puede llegar a seguir, incluso hasta cada acto y cada palabra de lo que el educador vea como bueno o correcto, siempre teniendo en cuenta el libre albedrío del alumnado, pero en términos generales, el educador y su pensamiento, sus acciones, sus consejos y su forma de enseñar tienen gran peso en la conciencia de quien aprende.
Considero que es de suma importancia observar esta gran oportunidad, como también este gran compromiso que tienen los educadores en sus manos,  para con su sociedad y su entorno, se pueden lograr marcar grandes cambios, grandes diferencias, que beneficien al bien común, que generen o aporten cualidades y respuestas a problemas sociales existentes, y además ayudar a la fundación de bases estables a nivel de conciencia social, que se puedan llevar a cabo hasta para las siguientes generaciones.

Bustamante (sin fecha), asevera que, el educador es entonces un ser privilegiado en la construcción no sólo de la cultura, sino, como consecuencia de ella, de la sociedad, de la manera cómo sus alumnos ven al mundo, de la distintas perspectivas con que interpretan a este mundo, a la sociedad y a su existencia social e individual que otorgan un orden a su convivencia naturalmente gregaria
Un buen docente debe enseñar humanizando el conocimiento, fomentando la reflexión crítica, con propuestas adecuadas que lleven a un mejor orden social. 
El compromiso social de la educación y del educador, ante el panorama al que se enfrenta, debe revalidarse, reconceptualizarse, pues así como afirma Martínez (2001) que "el compromiso radical de la escuela con la educación del ser humano no puede eludir su posición crítica con las políticas de injusticia y desigualdad. Ésta debe seguir siendo una cuestión básica en todo educador" (p. 95).
En todos sus niveles la formación del profesor debe incorporar la reflexión y la crítica, para recuperar la conciencia y el compromiso social.
El profesor debe ser capaz de incorporarse a la sociedad, a la interacción con otras personas y a la institucionalidad que las organiza, para estar en condiciones de "convertir a la escuela en primer espacio público del niño, creándole posibilidades de percibir, vivir y actuar, interactuando con las múltiples relaciones que permean toda la sociedad" (Setúbal, 1996:88). 
Con respecto a este último punto no se debe dejar de lado la valoración de la interculturalidad, según Escarbajal (2009), la diversidad cultural supone la valoración específica de cada cultura, y el respeto al ritmo de cada individuo perteneciente a ellas, así como que es la escuela la que debe acomodarse a los diferentes ritmos de aprendizaje y no a la inversa, sin por ello aumentar las diferencias. La convivencia y el intercambio cultural, hará optar a cada cuál por la opción cultural que considere más adecuada.
En la medida en que el profesor ha aprendido a participar y comprometerse va a tener la capacidad de enseñar a sus alumnos a integrarse a la sociedad y al mundo, de manera que cada quien pueda resguardar su propia individualidad y no hacerse una víctima de la enajenación. Pero hay que tener muy en cuenta que esto, que significa una forma de ver al mundo, se aprende de la cultura, de otras personas.

Se puede llegar a  asumir a cabalidad que la labor del docente formador, enseñante va mucho más allá de su labor como instructor y tiene que ver no sólo con su rol en el entramado social, sino con su compromiso con las personas de sus alumnos, en una interacción cercana y cordial. Es ahí donde se juega toda la relación pedagógica, no sólo la de las personas que están en los roles de profesor y de alumno, sino de la institución escolar completa, añadida a ella además, las instituciones políticas, económicas y sociales interesadas en su quehacer. Es necesario personalizar la relación pedagógica para hacer de ella una comunicación humana.


jueves, 26 de febrero de 2015

Protección del menor y Acoso al adulto (Noelia Pámpanas)

Protección del menor.

Los menores necesitan protección, ya que dependen de otras personas para satisfacer sus necesidades y para su bienestar. Existen diversos sistemas de apoyo para poder atender todas las necesidades de los niños; podemos encontrar sistemas de apoyo informales, como la familia o las amistades y sistemas de apoyo formales, como los servicios educativos o los servicios sociales.

La responsabilidad principal en cuanto a la protección y el bienestar de los niños es de los padres principalmente, pero se necesita la interacción de todos los agentes existentes para posibilitar la protección del menor: todos, ya seamos ciudadanos o profesionales, somos responsables de la protección de los niños y debemos colaborar entre nosotros para protegerles de agresiones y garantizar sus derechos y su bienestar.

En ocasiones, los derechos de estos niños se ven afectados ya que alguno de los sistemas de apoyo nombrados anteriormente no ejercen de forma correcta sus funciones, o bien se abusa de los niños; pueden ser víctimas de agresiones directas o de desatención por parte de los padres.




En este caso, vamos a pasar a analizar la desprotección infantil desde la escuela.

La protección infantil es una responsabilidad colectiva, por lo que precisamente los agentes escolares tienen un papel fundamental en la identificación, notificación e intervención de las situaciones de desprotección infantil. Esta desprotección afecta enormemente al rendimiento escolar de los niños, y precisamente es en las escuelas donde mejor se puede identificar la desprotección, ya que los niños son vistos por personas ajenas a la familia a diario. Los profesores están obligados a notificar a los Servicios Sociales sus sospechas o pruebas de que un niño está sufriendo desprotección infantil, además, no solo hablamos desde el punto de vista legal, sino que los profesionales de la escuela tienen un sentimiento muy importante de responsabilidad para/con los niños, y saben que pueden ser modelos a seguir importantes para los pequeños, así como una fuente de apoyo, protección y cariño. Por este motivo, los profesores sienten que tienen un compromiso personal respecto a la protección y el bienestar de los niños.

Los profesionales del ámbito escolar pueden reconocer la desprotección infantil bien mediante los indicadores físicos (aunque la mayoría de situaciones de desprotección infantil no tienen secuelas físicas en los niños) o mediante las conductas de los niños. Las conductas son los indicadores más habituales; cuando se observen conductas problemáticas, agresivas, de extrema pasividad o cambios conductuales muy bruscos, los profesores han de preguntarse qué le está ocurriendo al niño e intentar buscar respuesta a esta pregunta. Existen listados de los indicadores conductuales y físicos que aparecen frecuentemente en los niños que son objeto de desprotección/maltrato (se añaden en los anexos), pero la identificación de la desprotección no se basa sólo en uno o dos de estos indicadores, sino que debemos encontrar un conjunto de ellos que formen un patrón.

Las escuelas pueden ayudar a prevenir la desprotección infantil a través del desarrollo de programas, tanto para los niños como para las familias.
Programas para los niños:
-         Habilidades de socialización: Aprender a expresar sus necesidades y sentimientos, a pedir ayuda, a tomar decisiones y resolver problemas…
-         Habilidades de afrontamiento y resolución de problemas
-          Auto-protección: Aprender a defenderse de las agresiones y evitar abusos sexuales.
Programas para las familias: Muchos padres maltratadores y negligentes o en situación de alto riesgo no tienen conocimientos suficientes o tienen conocimientos erróneos acerca del desarrollo infantil, por lo que en muchas ocasiones se crean las llamadas ‘escuelas de madres y padres’ para ayudarles a aumentar sus conocimientos y habilidades y a su vez a sentirse más competentes en su rol parental y descargarles del nivel de estrés que supone asumir este rol.




Acoso al adulto

“El acoso escolar es la intimidación y el maltrato entre escolares de forma repetida y mantenida en el tiempo, casi siempre lejos de la mirada de personas adultas, con la intención de humillar y someter abusivamente a una persona indefensa por parte de una persona acosadora o de un grupo mediante agresiones físicas, verbales y sociales con la consecuencia de temor psicológico y rechazo grupal” (guía para el profesorado sobre acoso escolar, 2009).

Siempre que hablamos de ‘acoso escolar’ tendemos a referirnos al bullying o el acoso entre escolares. Sin embargo, existe otro tipo de acoso escolar que pasa más desapercibido y del que apenas se habla: el acoso escolar al adulto/ profesor.

Algunos profesores, dentro del aula, sufren humillaciones, faltas de respeto, burlas, lanzamientos de bolas de papel, contestaciones irrespetuosas e incluso maltrato físico. El problema de este desafío de la autoridad del profesor o profesora es que por lo general los intentos por erradicar esta conducta suelen fracasar, ya que son varios los menores que obstaculizan el desarrollo normal de las clases y que agreden al profesor.




La agresión verbal y las faltas de respeto en muchos centros son consideradas ‘faltas leves’, ya que hemos llegado hasta un punto en el que estas agresiones forman parte de la vida diaria de los docentes. Las consecuencias que se derivan de este malestar en la convivencia escolar se manifiestan, sobre todo, en el ánimo de los docentes: de repente su trabajo requiere estar en un continuo estado de alerta, que desgasta y agota. Lo peor es que la sociedad, por lo general, no es consciente de la situación que se vive en muchas aulas; sólo llegan los altercados de gravedad.

Cuando hablamos de acoso escolar a los docentes, la violencia por parte de los escolares se intensifica. La violencia física contra el profesorado se convierte en un “premio” para aquellos adolescentes que convierten la convivencia en el aula en un pulso continuo contra aquellos que pretenden educarles y prepararles para la vida adulta. Además, las agresiones a los profesores no sólo se producen dentro del centro educativo y por alumnos del mismo, sino que incluso se han dado casos en los que los profesores han sido agredidos  por amigos o familiares de alumnos a los que un docente había regañado o suspendido. Pero la agresión no sólo queda ahí, sino que además, en muchas ocasiones, cuando se llama a los padres para hablar sobre la agresión que ha cometido su hijo o hija contra un profesor, estos reaccionan también de forma violenta e intentan agredir de nuevo al docente (a veces, incluso ante la presencia del Jefe de Estudios y el Director)

¿Cuál es el problema principal? La indefensión de los profesores. Docentes y familiares se han visto desbordados por un fenómeno ante el que se sienten impotentes. Hasta ahora lo más útil para “solucionar” estas agresiones ha sido la vía judicial, emprendida por las víctimas. Sin embargo, algunas comunidades han ofrecido ayuda a los profesores agredidos o se han creado grupos de policía especialmente dedicados a la vigilancia del entorno de los colegios. Las comisiones de convivencia siguen trabajando para hacer aceptable la convivencia en el aula, y los Departamentos de Orientación y la intermediación funcionan a pleno rendimiento para evitar estos casos.






Queda mucho por hacer para evitar estos casos de violencia y agresiones, pero está claro que si la sociedad toma conciencia de que hay que intensificar la responsabilidad de las familias en la transmisión de valores y hábitos saludables a sus hijos, y si el profesorado se siente comprendido y apoyado frente a las agresiones y amenazas en el ámbito escolar, estaremos en el buen camino.